viernes, 17 de agosto de 2007

TE CUENTO (por Carlos Díaz Taballione)

Al atravesar la calle no miré a hacia los lados, evidentemente había una gran luz de distancia entre la realidad y yo. Durante aproximadamente 10 pasos viví en alguna dimensión a la que solo me lleva tu recuerdo, y tengo que confesar que no es la primera vez que pasa, es un lugar en el que no existo, ni siquiera tu imagen aparece, es mas bien una ambigua sensación de plenitud y dependencia a la que suelo confundirla con la soledad, pero no mi soledad sino la tuya, solo tú existes atrapada en el infinito. Y pienso: que egoísta mi amor al depararte tal suerte; y si me entrometiera en ese espacio solo para hacerte compañía?; o tal vez prefieres solo contemplar tu soledad y seria mas egoísta aún al no dejarte elegir.
Solo me queda desintegrar este lapso y retornar al mundo, buscar con desesperación tu mirada entre todas las siluetas y quedarme todo el tiempo a tu lado a la espera de que me digas “te necesito”. Y entonces como una cascada emergerá de mi alma el mas furioso río de lagrimas al que mis ojos no responden, será que no quieren expresar tan exagerada debilidad, será que no se animan a decir que en verdad el que te necesita soy yo. Al atravesar la barrera del tiempo no reconozco tu fisonomía en mi pasado, tampoco sé si la veré en algún futuro, pero mi presente está abocado a tu existencia y no estoy conforme, es demasiado poco, estremezco al pensar que mañana no estarás o que tu ayer fue mejor. “No podes estar amargándote la vida pensando en las cosas que puedes perder”, todos repiten una y otra vez esta frase como si la dominaran por completo, cuando a la vez, contrariándose aseguran: “nos damos cuenta del valor de lo que poseemos justo después de perderlo”... entonces?.
Tu compañía es lo más valioso a lo que puedo llegar a aspirar y el día de la separación no se me rebelaría misterio alguno, desde siempre supe que eres lo esencial para mi, entonces no quieran privarme del temor al suplicio, del tormento de la soledad futura de un corazón que se queda con vos pero está huérfano de cuerpo.

ESTA SOLEDAD (por Carlos Diaz Taballione)

Porque te extraño te olvido
porque te quiero me duele
porque fuiste mía te espero
y deseo que tus manos
me fragüen el alma
me colmen de tus encantos
y hagan de mi
tu paraje de caricias.

Porque existes vivo
porque no llamas no llamo
porque no lloras lloro
y en quimera te abrazo
eres tan mía
tan real
tan vulnerable
que no lo creo...
y despierto.

Porque no fuiste clemente sangro
porque me amaste no lo concibo
porque me dejaste...
por qué me dejaste?
si fuimos uno
como final y comienzo del día
si te amé sin creer en el amor
si programé hasta el día de nuestras muertes
para que ninguno experimentara
esta soledad.